Ibai es Ibai. Es sencillamente él. Y también es “Terroncito de azúcar”.
Ibai nació con una niebla gris que invadió su ojo izquierdo y transita sus días entre afectos y experiencias interculturales que le generan sentimientos de empatía, diversión y visiones mágicas repletas de sol y misterio.
Junto a su nuevo amigo Nanuk indaga paradigmas y se zambulle en increíbles secretos de inmigrantes.
Su vida se entrelaza con ellos recorriendo curiosidades de lugares extraordinarios: desde Argentina a Estados Unidos, pasando por España, Jordania e India. Descubre creencias y religiones. Dioses todopoderosos.
Ibai es muy inquieto, explorador y enamoradizo.
Ibai recorre su río. Desafiante, navega con los ojos cerrados; la mente abierta y el alma desbordante de energía.
Necesitamos campanas que resuenen dentro de nosotros.
Campanas que nos hagan oír nuestra propia música.
Nada se pierde sin tan siquiera haberlo intentado.
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